Un estudio de la Universidad de Cambridge, que utilizó datos del telescopio James Webb para estudiar el exoplaneta K2-18b, encontró una posible señal de vida en su atmósfera.
Los astrónomos en cuestión, detectaron huellas químicas de sulfuro de dimetilo (DMS) y/o disulfuro de dimetilo (DMDS), que en nuestro planeta solo son producidos por la vida microbiana, como el fitoplancton, por ejemplo.
De acuerdo con el comunicado de Cambridge, estos resultados podrían ser “la evidencia más sólida”, a la fecha, de que puede existir vida en un planeta fuera del Sistema Solar.
El planeta K2-18b
K2-18b se encuentra a unos 124 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo, y es muy especial porque está en la zona habitable de su estrella, donde no está muy frío o muy caliente para que prospere la vida.
Este planeta fue descubierto en 2015 y es de tipo “supertierra”, es decir, mucho más masivo que la Tierra. De hecho, tiene casi 9 veces la masa de esta, según la NASA.
Por sus características, ya había sido estudiado anteriormente y se había identificado metano y dióxido de carbono en su atmósfera, siendo esta la primera detección basada en carbono en un exoplaneta que está en la zona habitable de su estrella.
En esos primeros resultados, ya algo indicaba que podría haber más que estudiar en K2-18b. Así lo expresó Nikku Madhusudhan, profesor del Instituto de Astronomía de Cambridge, que dirigió la investigación.
“No sabíamos con certeza si la señal que vimos la última vez se debía al DMS, pero su simple indicio fue lo suficientemente emocionante como para que volviéramos a observarla con el JWST y un instrumento diferente”, contó.
¿Señales de vida en otro planeta?
Para estudiar la atmósfera de planetas distantes, los astrónomos utilizan un método conocido como “tránsito”, que implica observar la luz de su estrella cuando el planeta pasa frente a ella.
Cuando uno cubre la luz de su estrella, el telescopio James Webb puede detectar la disminución del brillo de esta y también la pequeña fracción de luz que atraviesa la atmósfera del planeta, ahí es precisamente donde se pueden observar las huellas químicas y así determinar qué gases hay en las atmósferas lejanas.
El James Webb detectó el DMS preliminarmente, en estudios previos, con sus instrumentos NIRISS (Cámara de Imágenes de Infrarrojo Cercano y Espectrógrafo sin Rendija) y NIRSpec (Espectrógrafo de Infrarrojo Cercano) que cubren el rango de longitudes de onda del infrarrojo cercano. Pero ahora se utilizó el MIRI (Instrumento de Infrarrojo Medio), que cubre el rango del infrarrojo medio.
“La señal se transmitió con intensidad y claridad”, manifestó Madhusudhan. Los astrónomos creen que tanto el DMS, como el DMDS, constituyen biofirmas, es decir, características que indican la presencia de vida, ya sea pasada o actual.
Las nuevas observaciones coinciden con la posibilidad ya antes planteada de que K2-18b se un planeta “Hyceano”, es decir, un planeta acuático, donde los océanos cubren la mayor parte de su superficie.
Esto porque las concentraciones de DMS y DMDS son muy altas en este planeta, unas 10 partes por millón, mientras que en la Tierra están por debajo de una parte por mil millones de volumen.
“Trabajos teóricos anteriores habían predicho la posibilidad de altos niveles de gases sulfurosos como el DMS y el DMDS en los mundos Hyceanos. Y ahora lo hemos observado, de acuerdo con lo predicho”, añadió el astrónomo de Cambridge.
“Con todo lo que sabemos sobre este planeta, un mundo Hyceano con un océano repleto de vida es el escenario que mejor se ajusta a los datos disponibles”, planteó.
Sin embargo, no hay que cantar victoria. Los astrónomos esperan obtener más resultados antes de derechamente afirmar que encontraron vida y también existe la posibilidad de que la presencia de estos gases se deba a procesos químicos todavía desconocidos en K2-18b.
“Es importante que seamos profundamente escépticos con respecto a nuestros propios resultados, porque solo probando una y otra vez podremos llegar al punto de tener confianza en ellos. Así es como debe funcionar la ciencia”, concluyó Madhusudhan.
Referencia:
Nikku Madhusudhan y otros autores, New Constraints on DMS and DMDS in the Atmosphere of K2-18 b from JWST MIRI. Universidad de Cambridge, The Astrophysical Journal Letters (2025)