Cómo un vaso Stanley puso fin a una vieja norma en Argentina que frenaba la importación de alimentos

La historia podría parecer una sátira de una oficina estatal. Pero “inspiró” al cambio de una normativa vetusta y burocrática en Argentina.

Todo comenzó con un ciudadano argentino y su fallido intento de compra en Amazon, una realidad de hace apenas medio año tras las medidas de Javier Milei para abaratar costos de importación y courier. Quería adquirir y traer a su país un vaso térmico de la marca Stanley, pero fue frenado por la burocracia argentina. Es que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) exigía una autorización especial porque el producto iba a estar en contacto con alimentos. El vaso nunca llegó, pero la anécdota hizo su camino.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, contó el episodio en su cuenta de X: “La semana pasada me escribe un conocido: ‘Mi hermano compró un vaso Stanley por Amazon y le exigen un trámite en Anmat. ¿Al Estado argentino lo pensó Kafka?’”.

Con ese antecedente, la Anmat publicó la disposición N° 3.280/2025, que formalizó el fin de los requisitos para importaciones personales de alimentos o productos utilizados para su consumo.

Así, esta medida de la administración libertaria desactivó uno de los tantos nudos normativos que sobreviven al ecosistema estatal de Argentina, ese que Milei tantas veces juró destruir. “¿No podemos confiar en nosotros mismos para elegir el receptáculo del que vamos a beber?”, ironizó Sturzenegger.

En Argentina podrán importar alimentos sin un trámite estatal que frenaba los pedidos

La nueva disposición deja sin efecto la intervención de Anmat en gestiones realizadas por particulares: alimentos de uso personal, aquellos para tratamientos médicos específicos y/o provenientes de donaciones humanitarias. La única condición: no podrán ser revendidos ni utilizados con fines comerciales. Es decir, similar a lo que ocurre con una compra común en Amazon de celular o ropa.

El paquete tendrá como límite hasta tres unidades de una misma especie por envío, sin exceder los 50 kilos por paquete y con un valor máximo de 3.000 dólares. Cada ciudadano sólo está autorizado a recibir hasta cinco envíos al año.

Para el gobierno de Milei, es un movimiento más en la agenda de la “motosierra”, la cruzada que viene eliminando regulaciones heredadas tanto del kirchnerismo como de otras décadas bastante atrás. En este caso, el recorte se apoya en un antecedente reciente: el decreto N° 35/2025, firmado en enero por Milei, que ya había eliminado trabas a la exportación e importación de alimentos y modificado el Código Alimentario Argentino.

El DNU estableció que los productos con certificación en países de alta vigilancia sanitaria podrán ingresar al país sin restricciones. Según Sturzenegger, la norma redujo en un plumazo “32 hojas de trámites” que trababan desde una cápsula de café hasta un vaso térmico, como el famoso Stanley citado para el nuevo caso. Pero incluso con la desregulación formalizada, quedaban trámites residuales “colgados en Aduana”. De ahí la necesidad de la nueva disposición de Anmat, que termina de despejar el camino.

Más allá de productos específicos como snacks de marcas estadounidenses u otras golosinas que son tendencia entre los jóvenes en TikTok, uno de los usos importantes que ya se anticipan es el de alimentos para propósitos médicos específicos, como son los preparados nutricionales indicados por un profesional de la salud para personas con enfermedades que impiden seguir una dieta convencional. Por ejemplo, las leches de fórmula y medicamentosas (sin proteína de vaca) para los recién nacidos.

Las otras desregulaciones que puso en práctica Milei en Argentina

Al margen del ajuste en el Estado y el cese de la obra pública, Milei caracterizó su año y medio de gestión con el fin de ciertas normativas que Argentina arrastraba hace tiempo.

Así, en material aerocomercial, facilitó el ingreso de aviones (y tripulación) extranjeros y la inscripción de aeronaves nuevas, así como la autorización a cualquier empresa, argentina o extranjera, para transportar pasajeros o carga en vuelos internos, siempre que cumplan con los requisitos técnicos y de seguridad. Lo mismo de quitarle al Estado la obligación de operar con Aerolíneas Argentinas o la libre competencia del servicio de rampa.

Se derogó la Ley de Alquileres, con el resultado de un aumento de la oferta de propiedades en alquiler. En otra de las medidas, los medicamentos de venta libre ya pueden ser exhibidos y comprados directamente desde las góndolas de las farmacias sin intervención del farmacéutico, mientras que los vehículos autónomos -guiño al Cybercab de Elon Musk- recibieron luz verde para operar.

En comercio, se derogaron unas 69 normas, entre las que se encuentran las de abastecimiento, góndolas o el observatorio de precios. Eran controles sobre lo exhibido en los supermercados, frenando la rotación y la variedad de productos.

En cuanto a comunicaciones, aunque con una guerra declarada a Clarín por su compra de Movistar, se habilitó la competencia de internet y televisión satelital, permitiendo que zonas rurales o aisladas puedan acceder a Starlink y Amazon Kuiper, ya autorizadas para operar.

Recientemente, y sumado a la flexibilización de importaciones de alimentos y automotores -quedó facilitado el acceso para el pago de importaciones-, se anunció la eliminación de aranceles a celulares traídos del exterior, así como la reducción de los gravámenes internos a teléfonos, aires acondicionados y televisores, y la eliminación total de aquellos ensamblados en Tierra del Fuego.

Otra medida que hizo ruido fue la de eliminar la medida que controlaba, por ejemplo, el tamaño del ajo para la exportación. Derogando una norma del año 1935, la resolución N° 328/2025 determinó que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) apenas se dedicará al control sanitario de los productos y no supervisará más el proceso de producción ni evaluará su calidad.

“Un productor mendocino de ajos me contaba que para autorizarle la exportación le medían el tamaño de las cabezas de ajo prohibiéndole las que eran pequeñas (Sí, como si no tuviéramos problemas, el Estado gastaba recursos propios y ajenos midiendo cabezas de ajo). Un absurdo, se lamentaba, porque sus ajos se exportaban a Corea para hacer puré”, comentó el ministro Sturzenegger.

“Este tipo de depuración de normas es lo que nos pide nuestro presidente @JMilei. VLLC. Argentina será próspera si apuesta a la libertad”, subrayó el funcionario promotor de la “motosierra”.

Referncia de contenido aquí