Los perros se ganaron el título del “mejor amigo del hombre” hace décadas, a raíz de su estrecho lazo con las personas. Sin embargo, un nuevo estudio científico detalla que, por el contrario, serían un enemigo para la naturaleza salvaje.
Se trata de una investigación publicada en la revista científica Eurek Alert, realiza da por expertos de la Universidad de Curtin (Australia) que estudia como la presencia de perros domesticados puede tener efectos negativos en la vida silvestre.
De acuerdo al profesor asociado Bill Bateman, de la Facultad de Ciencias Moleculares y de la Vida de Curtin, a la cabeza de la investigación, concluyó que los canes “perturban y dañan directamente a la vida silvestre, en particular a las aves playeras, incluso cuando están atados”.
Las razones se deben al comportamiento depredador que tienen estos animales, por lo que pueden asustar a aves y otras especies con el fin de cazarlas.
A su vez, los restos dejados por los perros, como heces, orina y otros olores, en este ecosistema pueden continuar interrumpiendo el comportamiento animal incluso mucho tiempo después de que los perros se hayan ido.
“Los estudios han encontrado que animales como ciervos, zorros y gatos monteses en los EE. UU. son menos activos o evitan por completo las áreas donde los perros se pasean regularmente, incluso en ausencia de los perros”, agrega Bateman.
A lo que suma: “Los excrementos de los perros también contribuyen a la contaminación de las vías fluviales e inhiben el crecimiento de las plantas, mientras que el lavado de los tratamientos químicos utilizados para limpiar y proteger a los perros de los parásitos puede añadir compuestos tóxicos a los entornos acuáticos”.
De acuerdo al estudio, la responsabilidad de esta afectación no cae sobre los animales, sino que en sus dueños, quienes no toman medidas de prevención y permiten comportamientos desinformados.